El primer principio de la dinámica, también llamado principio de la inercia, nos informa acerca de lo que sucede cuando no actúan fuerzas sobre un cuerpo o cuando la resultante de las fuerzas que actúan sobre él es nula
“Si sobre un cuerpo no actúa fuerza alguna, o la resultante de las fuerzas que actúan es nula, el cuerpo permanece indefiniblemente en su estado de reposo o de movimiento rectilíneo uniforme”
Este primer principio significa que para que un cuerpo experimente una aceleración, es necesario siempre que una fuerza no equilibrada actúe sobre él y que si un cuerpo está en reposo o moviéndose con velocidad constante, la fuerza exterior resultante ha de ser cero (realmente no se ha podido observar ningún objeto sobre el que no actúe una fuerza).
La materia ofrece una cierta inercia o resistencia a los cambios de movimiento; de ahí que la primera ley de Newton se conozca con el nombre de principio de la inercia.
La primera parte de este principio es evidente, pues ya estamos acostumbrados a observar estos fenómenos. En cambio, la segunda no se comprende tan fácilmente, puesto que todos hemos observado que cuando un cuerpo se mueve siempre termina parándose, lo que parece estar en contradicción con este principio; pero si pulimentamos cada vez más las superficies del cuerpo y del plano, el tiempo que tarda en pararse va aumentando progresivamente, lo que hace pensar en la existencia de alguna fuerza “no visible”. Esta fuerza se llama fuerza de rozamiento. Si se llegase a alcanzar un pulimento perfecto, al ser nula la fuerza de rozamiento, el cuerpo nunca se detendría, quedando confirmado el primer principio.
La ley de la inercia fue descubierta por Galileo. El cual, tras haber estudiado la caída de los cuerpos, consideró el movimiento de una bola que después de ascender por un plano subía por otro, hasta llegar a alcanzar una altura casi igual a la inicial, atribuyendo la pequeña diferencia al rozamiento y llegando incluso a afirmar que si no existiese rozamiento, la altura sería la misma. Si se va disminuyendo la inclinación del plano, la bola ha de recorrer una distancia cada vez mayor, para alcanzar la misma altura, y en el caso límite de que el plano sea horizontal, la bola no se detendrá, pues nunca logrará llegar a su altura primitiva. Llegó así Galileo a la conclusión de que todo cuerpo conserva su estado de movimiento, mientras no haya una causa exterior que lo perturbe.
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